Burkina Faso sigue haciendo frente a una crisis multidimensional. Los conflictos, la vulnerabilidad crónica a los fenómenos meteorológicos extremos como la sequía y las inundaciones, combinados con las repercusiones de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) han agravado aún más la situación de la seguridad alimentaria. Miles de personas, en su mayoría agricultores y ganaderos, se han visto obligadas a abandonar sus hogares. 

Dado que el 75 % de la población vive en zonas rurales, la protección de los medios de vida agrícolas como parte de la respuesta humanitaria inmediata ayuda a impulsar la producción de alimentos, lo que permite a los hogares recuperarse de las crisis y aumentar su autosuficiencia.