Oficina regional para América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe juega un papel irremplazable en la seguridad alimentaria global: produce alimentos para cerca de mil trescientas millones de personas, más del doble de su población, gracias a una biodiversidad única, enormes riquezas naturales, abundante agua y tierras.
Su dinámicos y diversos sectores agroalimentarios son responsables de entre el 9 y el 35 por ciento del Producto Interno Bruto de los países de la región, y contribuye con el 25 por ciento de las exportaciones.
Pero América Latina y el Caribe atraviesa un momento de gran complejidad. La región tiene el desafío de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, erradicar el hambre y la extrema pobreza, transformar sus sistemas alimentarios y detener el aumento de la malnutrición. Además, debe generar nuevas oportunidades de desarrollo económico en el campo, y asegurar que la agricultura sea una actividad sostenible y resiliente al cambio climático.
La FAO apoya a los países, monitoreando la seguridad alimentaria, fomentando la elaboración e implementación de estrategias, leyes y programas de erradicación del hambre, impulsando la agricultura familiar, el desarrollo agrícola y rural y la adaptación de los sistemas agroalimentarios al cambio climático.
La FAO trabaja con un énfasis especial en la innovación y la digitalización, codo a codo con los gobiernos de los Países Miembros, la sociedad civil y los socios de la cooperación internacional, empoderando a los actores sociales y a las comunidades locales para que sean protagonistas de su propio desarrollo.
La Organización pone todas sus capacidades al servicio de los países, para lograr la trasformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.
La familia como unidad de producción agrícola es un gestor de recursos único. Tienen en su base un potencial enorme en activos humanos y naturales que deben ser fortalecidos para generar activos físicos y sociales robustos.
Además de estos aspectos fundamentales, la región tiene a su favor el incremento de las tasas de consumo agrícola que, en conjunto con la promoción de la agricultura familiar, son una posibilidad para incluir poblaciones altamente vulnerables en la senda del desarrollo.
Para el mismo período, la proporción de personas desnutridas se redujo de un 27 por ciento a 19,8 por ciento. Tres países de la Comunidad del Caribe - Barbados, Guyana y San Vicente y las Granadinas - lograron ambas metas globales de hambre, la de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) establecida en 1996 y la de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2000.
Dominica, Bahamas, Belice, Jamaica y Trinidad y Tobago tienen niveles de subalimentación menores al 10 por ciento de su población. Los demás países tienen niveles de subalimentación entre 10 y 20 por ciento, con la excepción de Haití que tiene niveles extremadamente altos: el 50 por ciento de la población sufre hambre.
La FAO asiste a todos los países del Caribe en su lucha por llegar a hambre cero, ayudando a los países a reducir la obesidad, apoyando al desarrollo de cadenas de valor, mejorando el acceso a los alimentos, la gestión del riesgo de desastres y la necesaria adaptación y mitigación del cambio climático, buscando soluciones a los problemas alimentarios de la región, a través de un enfoque integral.
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