Experiencias de innovación en financiamiento para actores del Sistema Alimentario

Antecedentes

En un contexto de cambio climático y degradación acelerada de los recursos naturales, de persistencia de la pobreza y de rezagos en la productividad en América Latina y el Caribe (ALC), a lo cual se suma el impacto de la pandemia producida por el COVID-19, la región se ve enfrentada al desafío inminente de transformar los sistemas agrícolas y alimentarios en modelos más productivos, sostenibles y resilientes para que la región continúe siendo un pilar de la seguridad alimentaria y nutricional y de reducción de la pobreza a nivel mundial.Este proceso de transición debe tener presente en todo momento el imperativo ético de que “nadie puede quedar atrás” para lograr una “recuperación con transformación”, la cual requiere ser financiada mediante articulación de esfuerzos públicos y privados innovadores para la recuperación de la actual crisis sanitaria, económica y social. En este sentido, el escenario no es auspicioso sobre todo para los grupos que han tenido históricamente problemas para el acceso al financiamiento: agricultores familiares, cooperativas pequeñas y medianas, micro pequeñas y medianas empresas agroalimentarias, empresas asociativas. Según datos del Banco Mundial (Banco Mundial, 2016)[1] en ALC un 38,2% de las pequeñas empresas acceden a préstamos bancarios o líneas de créditos, comparado con un 66,4% de acceso a servicios bancarios por parte de las grandes empresas.

Bajo esta premisa, la inclusión financiera aparece como respuesta de inserción productiva, a través de la promoción oportuna y adecuada a grupos mayoritariamente excluidos del sistema financiero, a partir de una gama de productos y servicios financieros regulados. Así mismo, expandir su uso por parte de todos los segmentos de la sociedad a través de la implementación de acciones innovadoras ya sea personalizadas o comunes que incluyan educación y conocimientos financieros con el fin de promover el bienestar y la inclusión económica y social (OCDE, 2012)[2].

Por su parte, la innovación puede servir como catalizador de la inclusión financiera para las empresas pequeñas y medianas que integran los canales alimentarios, incrementado la diversidad de instrumentos y fuentes de capital que posee el sistema financiero. Potenciar la inclusión financiera a través de la innovación en instrumentos, digitalización para el acceso y diversificación de las fuentes de financiamiento, parece ser un imperativo en tiempos altamente turbulentos como los que viviéremos en los próximos años.