
La agricultura familiar llega a la alta gastronomía de República Dominicana de la mano de las mujeres rurales
Con el apoyo de FAO, el programa de protección social Supérate y el chef Saverio Stassi, un grupo de mujeres rurales dominicanas participan en la elaboración de cenas de siete tiempos, llevando el sabor del campo dominicano a la alta gastronomía y fortalecen su empoderamiento.
Severa Rodríguez, Encargada de ventas de la Cooperativa Agropecuaria y Servicios Múltiples Gina Jaragua.
©FAO/Constanza Soudy
08/03/2025
Con las primeras luces del amanecer, Severa Rodríguez (71), encargada de ventas de la Cooperativa Gina Jaragua, se despierta en su pequeña enramada en el corazón de Higüey, Provincia de la Altagracia en la República Dominicana.
La cocina y elaboración de comida criolla acompaña su rutina diaria, una que por años estuvo marcada por la incertidumbre y la lucha constante por el sustento de su familia y comunidad. “Cogí la meta de hacer dulce de maní y pan de auyama para poder subsistir, porque no habían proyectos de trabajo”, recuerda Severa.
Muchas de estas mujeres enfrentaban dificultades económicas y limitaciones en la comercialización de sus productos. La falta de acceso a mercados formales y las limitadas oportunidades para aprender nuevas técnicas agrícolas agravaban sus condiciones.
Sin embargo, todo cambió cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Gobierno de la República Dominicana a través del programa de protección social Supérate, el Ministerio de Agricultura, Mesoamérica Sin Hambre y la Agencia Mexicana de Cooperación para el Desarrollo (AMEXCID), intervinieron a través del “Programa de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural: Fortaleciendo las capacidades productivas y organizacionales para vinculación al mercado del turismo”.
Con la asistencia técnica de la FAO y los socios del programa, se han realizado mejoras en infraestructura, como casas sombra, la construcción de un centro de acopio, y la conexión con mercados justos e innovadores, ha impulsado las capacidades y el empoderamiento económico, social y político de las mujeres rurales, quienes han logrado mejorar sus ingresos, visibilizar su trabajo y reforzar su rol como agentes de cambio, logrando una vida mejor.
En 2021, como parte de esta iniciativa, las casas sombra, un sistema de producción agrícola sostenible en ambiente semi protegido, donde se regula la cantidad y calidad de la luz que llega a los cultivos en zonas de mucha radiación solar, comenzaron a cambiar la forma en que las mujeres trabajan la tierra.
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De izquierda a derecha, Ámbar Rijo, Encargada de comercialización de la Asociación María de la Altagracia y Anacleta Jiménez, Presidenta Asociación Mujeres de Jaguamocha. ©FAO/Constanza Soudy
Dotadas con un equipo de riego por goteo, un banco de plántulas, un estanque piscícola para más de 2 500 peces y una planta de energía eléctrica con paneles solares, estas estructuras, además de mejorar la producción y proteger los cultivos, se han convertido en espacios de aprendizaje y colaboración.
Gracias a ellas, las agricultoras no solo han perfeccionado sus técnicas, sino que también han fortalecido su organización, compartiendo conocimientos y creando redes de apoyo.
“A nosotras nos ayudan en conocer el valor de lo que es estar organizada, aprendí que, con esa tierra, si yo le echo su abono orgánico, yo voy a producir sano, que no lo sabía, eso yo lo aprendí”, comenta Anacleta Jiménez (71), Presidenta de la Asociación de Mujeres de Jaguamocha.
“Tuvimos que conocer diferentes puntos y espacios donde afrontamos el reto de que los precios suben, bajan y luchar por encontrar un mercado digno que respete nuestro trabajo como productoras”, comenta Ámbar Rijo (32), encargada de comercialización de la Asociación María de la Altagracia.
A mediados de 2024, otro paso importante marcó la diferencia: la inauguración de un centro de acopio de productos agropecuarios que hoy beneficia a 62 productores. Equipado con áreas específicas para lavar, clasificar y almacenar los productos vegetales, el centro permite aplicar estándares de calidad que antes eran inaccesibles.
La comunidad ahora ofrece una mejor calidad de hortalizas, peces, puerros, habichuelas, entre otras frutas, verduras y productos de origen animal, que cumplen con los estándares para acceder a mercados de alto impacto como cadenas hoteleras y restaurantes de gran categoría.
“Ahora somos unas super agricultoras desde que sabemos preparar nuestros propios abonos, nuestro propio pesticida. Hemos tenido capacitación, sabemos negociar nuestros propios productos, sabemos cuáles son los pasos a dar, gracias a las instituciones que no han estado apoyando, para nosotras es un logro”, menciona Ámbar.
Severa Rodríguez, Ámbar Rijo y Anacleta Jiménez, fueron seleccionadas para participar de la iniciativa “Agricultoras en Superación” del Programa de Agricultura Familiar, impulsada por la FAO, Supérate y el restaurante Ajualä. Una instancia innovadora que convierte productos frescos, auténticos y nutritivos que cosechan las mujeres rurales de Higüey en platos de alta gastronomía en el prestigioso restaurante Ajualä ubicado en la capital, Santo Domingo.
Moviendo calderos y aprendiendo nuevas técnicas, las agricultoras miran con orgullo cómo sus cosechas, antes limitadas a ventas locales, protagonizan menús de siete tiempos que resaltan la riqueza de su tierra.
“Ellas ven lo que nosotros transformamos, pero sin ellas no somos nadie. Los restaurantes no existirían sin ellas, son parte de nosotros, de nuestra columna vertebral”, comenta Saverio Stassi, chef del Restaurante Ajüalá.
“Esto no es una cuestión de números o de costos, es una cuestión de una sola razón: querer. Cuando entras en este ciclo y logras tener contacto con personas que hacen posible lo que tú haces y tienen el poder en sus manos de mejorar tu cocina, te hace crear una burbuja maravillosa en la que ya después que entras, no puedes salir”, reflexiona.
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Cena de la iniciativa “Agricultoras en Superación” en el restaurante Ajüalá. ©Cortesía de Supérate.
Tras dos años de implementación, la iniciativa Agricultoras en Superación ha impactado directamente a 36 mujeres agricultoras de la República Dominicana, fortaleciendo su rol en la cadena de valor agroalimentaria.
Estas mujeres no solo comercializan sus productos a precios justos, sino que también, reciben un porcentaje de las ganancias generadas por las experiencias culinarias en el restaurante Ajualä. Un modelo que mejora sus ingresos, reconoce el valor de su trabajo y refuerza su empoderamiento económico y social.
“Es una experiencia que nunca voy a olvidar. El trato y lo que ofrecimos generó más ventas, más publicidad. Fue una noche maravillosa, siempre lo digo aquí en mi corazón, a mis hijos y a ustedes, agradecida todos los días por eso”, cuenta emocionada Anacleta.
“Nos pagaron dinero por los productos que llevamos, nosotras felices. Nos reunimos, sacamos cuentas y le pagamos a cada quienlos productos. De los beneficios que nos dieron de manera particular y de los que vendimos, nos los repartimos entre todas”, señala.
“Fue una experiencia muy bonita. Aprendimos mucho, dimos a conocer los frutos y la vida de nosotras las mujeres del campo. Tuvimos contacto con muchas personas que quizás les interese, en el mañana, comprarnos a nosotros”, cuenta severa.
“Yo tengo esa foto en mi teléfono y a cada rato la miro y vivo eso, esa alegría, lo bonito fue llevar todos esos productos y ver a la gente cómo los disfrutó. Nosotras llevamos huevo, leche, habichuelas, yuca, ñame, puerro y batata”, rememora Severa.
Hoy, estas mujeres ven una vida mejor y un futuro más prometedor para ellas y sus comunidades gracias al apoyo de la FAO, Supérate, el restaurante Ajualä y aliados, promoviendo la seguridad alimentaria y nutricional y fortaleciendo sus economías locales.
Con alianzas estratégicas y esfuerzos colectivos, la FAO continúa trabajando para garantizar que las mujeres rurales tengan las herramientas necesarias para liderar, innovar y prosperar, avanzando hacia sistemas agroalimentarios más inclusivos, sostenibles y resilientes, sin dejar a nadie atrás.
Enlaces
Álbum FLICKR: Las mujeres rurales conectan con mercados de alto valor en la República Dominicana.