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Planta sagrada ayuda a forjar un futuro amigable con el clima en Paraguay
La yerba mate, con la ayuda de conocimientos ancestrales permiten acelerar la acción climática
FAO/Crístian Palacios
18/02/2025
Durante generaciones, los Ava Guaraní, uno de los pueblos indígenas que viven en el este de Paraguay, han cosechado las hojas verdes del árbol de la yerba mate para preparar la infusión amarga y cafeinada que es muy apreciada en América del Sur y en otros lugares. Sin embargo, las hojas que tradicionalmente cosechaban en la naturaleza se han vuelto cada vez más escasas, en parte debido al cambio climático.
Ariel Benítez, descendiente de los Ava Guaraní, está trabajando para cambiar eso. Él y los miembros de su comunidad en Ka'atymiri San Francisco, a unos 230 kilómetros de Asunción, cultivan plántulas para producir esta cosecha. Han plantado más de 1,500 árboles de yerba mate junto con varias otras especies de árboles nativos, que son importantes tanto para el ecosistema local como para ser fuentes tradicionales de alimentos y medicinas.
"Los árboles se están adaptando y creciendo muy bien. Se nota que están en una tierra que les es familiar", dice Ariel.
Este trabajo es parte del proyecto "Pobreza, Reforestación, Energía y Cambio Climático" (PROEZA), financiado con 90.3 millones de dólares por el Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) e implementado por el Gobierno de Paraguay con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).


Este proyecto transversal promueve la plantación y reforestación de bosques, la captura de carbono y la resiliencia climática en las comunidades locales al fomentar la agroforestería sostenible. A las familias se les proporcionan insumos, maquinaria y asistencia técnica externa para ayudarles a plantar árboles y cuidar los cultivos.
El líder comunitario, Ariel, acababa de nacer cuando su familia se estableció en medio de 600 hectáreas de bosque y yerbales (un área donde abunda la yerba mate) en el distrito de Capiibary, en el departamento de San Pedro.
Para Ariel y su comunidad de unas 25 familias, "la yerba mate es una planta sagrada que usamos para nuestro consumo y como remedio natural", explica. "Cuando hay ceremonias religiosas, siempre está presente".
PROEZA aprovecha el conocimiento comunitario y la sabiduría ancestral. La comunidad ha estado replicando durante mucho tiempo las técnicas practicadas por los indígenas Ava Guaraní desde antes de la llegada de los españoles al país. Estas técnicas, que involucran el conocimiento de los ciclos lunares para la poda y la cosecha, el control natural de plagas y enfermedades y la conservación del suelo, son confiables y respetuosas con el medio ambiente.
Las plántulas de yerba mate plantadas en mayo de 2022 estarán listas para la cosecha a partir del cuarto año. Una vez que alcancen esa etapa, pueden esperar más de 60 años de productividad, según la experiencia en otras partes del país. El rendimiento promedio de Paraguay por hectárea es de 5,000 kilogramos por hectárea, generando un ingreso bruto promedio de 1,100 dólares por hectárea al año, una cantidad significativa para la familia promedio en esta comunidad.
Rebecca Gauto Alegre ha reforestado su finca con árboles nativos, innovando sus prácticas de agricultura de subsistencia con las técnicas agroforestales implementadas en el proyecto PROEZA. "La mayoría de los que participamos en PROEZA en la comunidad somos mujeres. Creo que las mujeres se están apropiando bien del proyecto. El bosque casi ha desaparecido; queda muy poco. Este trabajo significa que nuestros hijos podrán tener árboles nuevamente", dice.

El supermercado de la naturaleza
En muchos países, beber infusiones de yerba mate con agua caliente o fría es parte de la vida cotidiana. La planta, cuyo nombre científico es Ilex paraguariensis, se exporta cada vez más a países de todo el mundo, donde se vende principalmente como un té que aumenta la energía.
Pero está lejos de ser el único recurso en la comunidad de Ariel. "El bosque es nuestro supermercado. Tiene todo lo que necesitamos: remedios, alimentos, animales salvajes, frutas...", dice Treli Gabriela Fernández, la pareja de Ariel. Ella agrega que sienten una gran responsabilidad por proteger y fortalecer el bosque restante con la ayuda de prácticas tradicionales que se han transmitido de generación en generación y que compartirán con sus cuatro hijos, que ahora tienen entre tres y 12 años.
Los momentos más difíciles para la comunidad son aquellos en los que no se produce suficiente alimento en ciertos ciclos del año o debido al impacto del clima. Para responder a esta necesidad, el proyecto PROEZA también promueve la producción de frijoles, maíz, sandías, melones y yuca para el consumo propio de las familias y la generación de ingresos.
Conservando la naturaleza
Cuando se cultiva junto con otros árboles y bajo su sombra, la yerba mate es un activo para conservar el bosque nativo. Aún queda mucho por hacer para aumentar la cobertura forestal, incluido el fortalecimiento de la aplicación de la legislación ambiental, pero las comunidades ya comienzan a sentir un impacto positivo del proyecto.
"Ahora, el calor y el viento pueden ser extremos, pero no lo sentimos tanto porque todavía queda un poco de bosque", dice Treli. "Lamentamos el cambio climático porque los árboles están desapareciendo".
Desde generar oportunidades de ingresos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta revivir los bosques y reforzar las prácticas espirituales, el proyecto PROEZA ofrece múltiples beneficios ambientales, económicos y culturales para los pueblos indígenas y para la naturaleza. El éxito y los esfuerzos continuos de la comunidad indígena Ka'atymiri San Francisco con la yerba mate muestran cómo la agricultura, combinada con el conocimiento ancestral, puede ir de la mano con la naturaleza para forjar un camino hacia un futuro más sostenible y amigable con el clima.
Enlaces
Fuente: FVC – Nota en inglés Sacred plant helps forge a climate-friendly future in Paraguay