Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe

Seleni Grajales


“Vemos menos absentismo porque los estudiantes saben que recibirán una comida en la escuela”.

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16/10/2024
Belice

Los días de Seleni Grajales siempre fueron muy activos. Pero desde 2022 las cosas se volvieron todavía más ajetreadas para esta directora de Belice, que ahora empieza cada día en la cocina de su escuela, supervisando la preparación del almuerzo para los 130 estudiantes a su cargo.  

Como muchas escuelas del país centroamericano, la escuela primaria gubernamental Santa Marta, cerca de la ciudad de Orange Walk, funcionó durante años sin comedor. A la hora del almuerzo, los estudiantes se iban a comer a casa, lo que ocasionaba molestias para los padres, que tenían que estar en casa para recibirlos y una preocupación para los maestros que sabían que no todos los niños recibirían una comida adecuada.  

“Muchos de los estudiantes se iban a casa y no tenían nada de comer”, recuerda Seleni. “O [comían] solo lo básico como frijoles y arroz, sin verduras”. 

“Cuando volvían a la escuela, no prestaban atención porque les dolía la barriga”, dice. Muchos niños también presentaban retraso en el desarrollo y poco peso.  

Todo eso cambió cuando construyó el primer huerto y cocina de la escuela hace dos años. “En el huerto plantamos lo que utilizamos en las comidas: tomates, repollo, cilantro”, explica. 

No cultivan todo lo que hay en el menú, pero sí lo suficiente para reducir los costes. Además, el huerto es un gran laboratorio de aprendizaje para los estudiantes, dice.  

Las dos clases de nivel superior, con estudiantes de entre 11 y 13 años, pasan una hora al día en el huerto bajo la supervisión de la Sra. Seleni y de otros maestros. Observan las diferentes fases del crecimiento de las plantas y dominan las técnicas básicas de horticultura que pueden usar en casa; aprenden sobre plagas y el cuidado orgánico de las plantas, y sobre la cadena alimentaria y la alimentación saludable, por lo que comprenden cómo los productos que cultivan benefician a su cuerpo. 

"Vemos menos absentismo porque los estudiantes saben que recibirán una comida en la escuela", dice Seleni. "Este año, por primera vez, tenemos 14 estudiantes que van a la escuela secundaria, de los 18 estudiantes de la clase".  

Además, más padres están trabajando porque pueden dejar a sus hijos para que coman el almuerzo en las escuelas, y eso significa más seguridad financiera. 

 La escuela de Seleni recibió apoyo de varias iniciativas del gobierno y de la FAO, que los ayudaron a establecer el huerto y la cocina, como parte de un programa nacional de alimentación escolar nuevo. 

“La alimentación va de la mano con el desarrollo y la educación”, subraya. “Están comiendo de manera saludable, quieren asistir más a la escuela y continuar con su educación”. 

La cocina y el huerto escolar se establecieron como parte del subproyecto de Alimentación Escolar Resiliente, bajo la Iniciativa México-CARICOM-FAO, titulada Cooperación para la Adaptación al Cambio Climático y la Resiliencia en el Caribe (Iniciativa Caribe Resiliente).